Inmaculada - la Patrona- |
Resulta curioso que entonces y en una época en que las faenas de campo
acuciaban, era prioritario acudir mañana
y tarde a la novena. Novena con múltiples oraciones, cantos y actos
especiales. Era todo un ritual que desde
niños nos inculcaban de una manera
especial. Los niños siempre delante en
la iglesia y en las procesiones, el maestro siempre vigilando para que ninguno
diera la nota. Derechos como una vela,
nos decía que tenían que ser las dos filas de niños que encabezaban la
procesión. El último día una gran fiesta con música e invitados.
Ya lo dice el refrán: donde hubo
algo queda. Bueno queda mucho aunque las
circunstancias y la vida hayan cambiado. Queda el germen que nos inocularon a
los que vivimos la devoción de aquellos años, queda la ilusión de volver a
hacerlo aunque sea de manera más breve y menos pomposa, queda la alegría de
volvernos a encontrar los que ya no vivimos en el pueblo esos días de la novena. Queda en fin,
afianzar en las generaciones nuevas esa
pasión, devoción y amor que antes otros sembraron.
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