A caballo de un planeta,
que no sé quién llamó Tierra,
prisionero de su espacio,
voy dando vueltas con ella.
Siempre vueltas y más vueltas.
Nunca toca descansar.
Con sus medidas de tiempo,
que no perdonan jamás.
Atrapado por sus fuerzas,
que a ella firme me sujetan,
marchar quisiera a otros mundos,
pero ellas no me dejan.
Rebuscando en esos cielos,
encontraría un mundo nuevo,
lleno de paz y de amor.
Un mundo para el sosiego.
Pero sus fuerzas no cesan
y no me dejan salir.
Aquí seguir deambulando
y al final aquí morir.
Más ¡Hay! Que me temo yo,
que ni aun de muerto ya,
sus tempestades y fuerzas,
me van a dejar en paz.
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