Parece que hay un dicho popular
que dice: Dios te libre del día de las alabanzas. Yo oí más de una vez decir a un paisano
de mi pueblo que el día de la muerte es el día de las alabanzas.
A fulanito le llegó el día de las alabanzas, decía cuando alguien cascaba. Ese día afirmaba: todos son elogios y cumplidos para el fallecido, incluso por
parte de los que antes no le podían ni ver.
Ayer falleció Adolfo Suarez. Hoy escucho toda la perorata de discursos y
lagrimones que algunos dejan caer, para una vez más llegar a la conclusión de que el
señor de mi pueblo tenía toda la razón. Recibió navajadas y traiciones de todas
partes, incluso de su mismo partido de entonces
UCD. Felipe y Guerra usaron toda suerte de armas para quitársele de
encima.
1976 3 de julio
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Le nombra el Rey Presidente a la dimisión de Arias Navarro.
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1977 15 de junio
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Gana las primeras elecciones con UCD, 165 diputados.
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1979 3 de marzo
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Gana por segunda vez con UCD, 165 diputados.
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1981 29 de marzo
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Dimite de su cargo de Presidente del Gobierno.
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1982 28 de octubre
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Se presenta con su partido CDS a las elecciones saca 2 diputados.
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1986 22 de junio
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Se presenta de nuevo y el CDS saca 19 diputados.
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1989 14 de mayo
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En las elecciones saca 14 diputados el CDS.
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1991
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Decide abandonar la política.
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Así que ganó dos elecciones
consecutivas con la UCD pero ante el
acoso y derribo que le hicieron tanto sus propios como los adversarios, funda el CDS, que le dio muchos menos resultados de los
esperados, un fracaso. Hoy parece que todos le querían mucho pero entonces los
votos no lo demostraron. Ahora cuando oigo y veo a algunas personas, sus
pesares y comentarios, aunque muchos por supuesto sean sinceros, no puedo evitar recordar lo del día de las alabanzas, las lágrimas de cocodrilo.
Pienso que Suarez fue un buen
Presidente aunque no exento de grandes fallos, como por ejemplo, la
configuración del Estado Autonómico. Hay quien dice que no le quedaba otro
remedio que si no se hubiera armado. Yo creo que no, que la mayoría de los
españoles éramos conscientes de lo que nos estábamos jugando y por mucho que unos pocos intentaran liarla
para conseguir sus fines, nada hubiera pasado. Lo que no me cabe ninguna duda
es que fue una excelente y gran persona que puso el Estado y la Concordia de los
españoles muy por encima de sus intereses
particulares y de partido, lo que contrasta fuertemente con alguno de su sucesores que ha hecho todo
lo contrario.
Una vida más, de un político tan singular y transcendental, que se ha ido
después de un alzhéimer duro y largo.
Descanse en paz.
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