No era Isabel Carraco una persona
con la que servidor estuviera muy de acuerdo en sus actuaciones como se puede
comprobar en este blog donde la he criticado en alguna ocasión, ello no obsta,
como es natural, para que como persona tuviera todos mis respetos
además de la repulsa al cruel asesinato.
Al día siguiente del
crimen, mientras su cuerpo era velado, haciendo zapping ya vi en algunas televisiones, concretamente
en la Sexta y 4, comentarios e historias negativas, como pretendiendo degradar
la imagen de la fallecida. Empezaron también el mismo día de su muerte los twitters, como los de dos concejales
socialistas gallegas, poniendo a caldo a
la hasta entonces Presidenta de la Diputación y apuntando hacia otras personas
para el mismo fin. Las siguientes jornadas Internet se ha llenado de comentarios barriobajeros, nauseabundos, deplorables; de
gentuza que se alegra de lo ocurrido, e incita a seguir por el mismo camino.
Lo hemos oído muchas veces: la
condición humana es capaz de los más
grandes prodigios y de los hechos más mezquinos, solo así se explica que
personas que ni siquiera conocieron a la
difunta personalmente, como sucede con
los autores de la mayoría de esos comentarios, destilen tanto odio hacia ella.
Parece ser que se puede dar con los autores aunque en la mayoría de los casos
se escondan en el anonimato, pero con la ley en la mano se puede hacer muy poco
contra ellos, así que surge la polémica de si crear legislación para que todos
estos hechos puedan ser punibles. He oído a algunos que aseguran que con una sanción de dos o tres
mil euros se cortaba esto radical, también a quien dice que se podría coartar
la libertad de expresión.
Todos esos que se alegran de la muerte de una
persona por la acción de otra, se tendrían que dar cuenta que además de la gran
desgracia para la asesinada y su familia, hay otra u otras personas, las
autoras de los crímenes, que arruinan
sus vidas; aunque solo fuera por estas últimas no deberían aplaudir e incitar a estos
actos.
Y es que en un país donde hay
regiones en que se educa a los niños en
el odio en lugar del respeto, donde se
pretende que el ideario de partido esté
por encima de la idea personal, donde hay demasiada gente que se cree mejor que
nadie y en posesión de la verdad; como
no seamos capaces de cambiar todo eso y más, no sé hasta qué punto de hechos como los apuntados nos tendríamos
que extrañar.
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