Éramos
chavales de 12, 13, 14 años que estudiábamos en el Padre Isla y vivíamos en un
internado. Aquella tarde estábamos en la sala de estudio, un compañero lloriqueaba,
el educador, por cierto un cura, sin que sirva de menoscabo para los sacerdotes
que la mayoría han sido y son muy buena gente, se acercó al chico y le
preguntó:
—¿Y a usted qué le pasa?
—Es que me duele la cabeza. —Respondió.
—Y yo que quiere que haga, que se la corte? —Le espetó el cura.
—Es que me duele la cabeza. —Respondió.
—Y yo que quiere que haga, que se la corte? —Le espetó el cura.
Anoche
el señor Garicano, Coordinador del
Programa Económico de Ciudadanos, acudió una entrevista en 13TV, como todos por
estas fechas electorales habló de las bondades de sus propuestas. Me pareció un
poco prepotente, entre otras cosas habló
de la supresión de los ayuntamientos de menos
de 5000 habitantes y las diputaciones. Está bastante claro que lo que tenemos
es un estado elefantiásico y hay que cortar recortar mucho y de muchos sitios pero habrá que mirar
de cuáles y cuánto.
Quitar
ayuntamientos teniendo en cuenta el número
de habitantes lo veo equivocado. No es lo mismo tener 5000 habitantes
repartidos en cuatro pueblos que en cuarenta o cien. Nuestro ayuntamiento,
Villasabariego anda por los 1200 distribuidos en once pueblos, para llegar a
los 5000 se necesitarán cuatro veces más de pueblos y territorio en esta zona,
no digamos ya si nos trasladamos a zonas
como la Cabrera, Picos de Europa… por supuesto un médico no sería ni por asomo
suficiente para hacer tanto recorrido, para hacer sus trámites alguno tendría
que recorrer muchos kilómetros. En todo caso para cosas específicas ya están
las mancomunidades. Así que quitar ayuntamientos por causa de su escasa población
no deja de ser contraproducente.
Quitar no, pero sí un buen repaso |
Para
completar la función de los ayuntamientos en lo que estos no alcancen están las
diputaciones: servicio de bomberos, carreteras comarcales, coordinación de
servicios entre municipios, asistencia jurídica y técnica….Imaginemos un
ayuntamiento hace un cacho de carretera en su municipio, el siguiente no lo hace,
el de al lado le da por hacer o no el tramo que le toca, sería un caos. Por
tanto motivos y funciones para seguir existiendo sobran, otra cosa es que lo hagan bien. Claro que en estas sobran muchos
funcionarios y enchufados que deberíamos de echar, pero eso es otro tema.
Algún
día habría que hablar de lo que se tendría que prescindir: Senado, Consejo de Estado,
diversos Consejos Consultivos, muchas competencias autonómicas; que no sirven más que para duplicar funciones
o como refugio para amiguetes que ya no saben dónde colocar. Para hacer leyes
ya está el Congreso, para asesorar están los abogados del estado y demás asesores,
no tiene, por ejemplo, por qué haber diferentes leyes de mercado en cada
autonomía y así tantas más duplicidades que lo hacen todo más difícil e incongruente.
Al
chaval lo lógico es que le hubiera dado una aspirina para su dolor y no
hablarle de cortar la cabeza. Toda la Administración del Estado necesita un repaso para hacerla más
ágil y competente, pero cortar cabezas que pueden ser necesarias, como
algunos ayuntamientos y todas las diputaciones, pues como que no.