martes, 15 de noviembre de 2016

Ser padre o pianista

Ya en el siglo V antes de Cristo el gran filósofo Heráclito decía que la vida es cambio, es  movimiento. Todo y todos vamos caminando y cambiando cada momento, cada día. Lo ideal sería que el movimiento, el cambio fuera siempre a mejor, pero también puede ser y lo es, muchas veces,  en muchos aspectos;  a peor.  Claro que, eso de mejor o peor depende de cómo se mire y de quien lo juzgue. 

Estar en la calle lo más posible. Imagen de dis ancor blogspot.com
Hubo un tiempo en que no existían   todos los juegos y adelantos  cibernéticos que hoy  mandan en nuestra vida cotidiana. Entonces los chavales soñábamos con estar en la calle el mayor tiempo posible,  inventábamos juegos si no les había y ampliábamos espacios si era necesario,  la felicidad a nuestro alcance siempre se encontraba en la calle. Hoy las cosas han cambiado, en casa o donde cuadre, lo que buscan los chavales  es la consola, el móvil, el PC … Internet.  Ya no es el afán de correr tras un balón o cualquier otro artilugio,  sino navegar por la red.  Antes el castigo era no poder salir de casa, hoy es no tener acceso a ese mundo virtual.

En ese mundo un tanto embrujado se pueden descubrir muchas cosas interesantes y buenas pero también se puede uno topar con casos imprevistos. Esta misma mañana oía por la tele que el 80% de lo que se comenta por las redes sociales del espacio, es mentira. Visto lo cual no sé por qué hay gente que se extraña de que pasen los casos que pasan. El caso de los chavales y adolescentes donde las aspiraciones, inquietudes y "ambiciones" están todavía por definir, absorber toda esa información falsa es todavía mucho más fácil  y probable.

Sin duda, los padres tenemos que estar al loro. Tener hijos, por mucho que algunos lo crean,  no le convierte a uno en padre, igual que tener un piano no le convierte a uno en pianista.   Hay que echar horas al piano y a los hijos para lograrlo. Hay  que ir doblando, como las cachas que se hacen de las ramas verdes, aprovechando esa ductilidad que tienen tanto los bastones  como a esas edades los guajes,  para llevarles por el buen camino. No estoy hablando de imposiciones, ni de vetar por vetar, más bien de convencer y de ayudar.

Debe ser que uno ya está cuadriculado por lo que ha vivido pero me da pena ver chicos que en esos días luminosos y  esplendidos prefieren pasar las horas al lado de un ordenador o una consola  a andar sueltos por la calle jugando,   viviendo la vida real con toda la naturaleza que la rodea.




1 comentario:

  1. También es cierto que la calle hoy en día encierra muchos peligros. La sociedad no se lo pone fácil a nuestros chicos

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