viernes, 6 de octubre de 2017

No se trata de hablar por hablar

Sigo escuchando la música de fondo mientras los minutos de la vida siguen precipitándose a la nada, sigue la vida, siguen la vidas. Millones de vidas que sufren, que aman, que gozan...que viven. Vidas que se cruzan para ayudarse o para perjudicarse, vidas que quieren darse y vidas egoístas que solo piensan en que les den. Vidas, vida; demasiado corta para instalarse en el enojo,  para valorar el que dirán... para perder el tiempo.

Vas por la calle, caras que se cruzan, que bajan o desvían la mirada como intentando no molestar. Tenemos días en el calendario dedicados a casi todo, sería bueno tener un día dedicado a saludar a quien nos viniera en gana, sin ser tildados de locos o maleducados, a no evitar la mirada cuando nos cruzamos aunque no nos conozcamos. Personas que pasan a nuestro lado y que en muchos casos no se volverán a cruzar con nosotros jamas, no se trata de hablar por hablar
¿Estaría de más un saludo, una palabra, un encantado de cruzarme contigo o algo más? Sería fenomenal creo yo, tan bueno que probablemente, muchos desearían que hubiese así muchos días más.

Recuerdo en mi niñez cuando alguna vez iba con mi madre al médico a León. Casi todos los que había en la consulta eran de pueblo y casi ninguno se conocía, pero la conversación surgía espontanea, todo mundo decía su procedencia y preguntaba de donde eran los demás. A los cinco minutos nos conocíamos todos y la conversaciones se amontonaban cual si temieran que llegara la consulta antes de acabar con lo que se pretendía que supieran los demás. Hoy es todo diferente, si no se conoce, la gente no se habla. En el mismo bloque viven personas sin conocerse porque solo les sale, como mucho, un buenos días,  si se cruzan en el ascensor.

Mucha tecnología, con el que está a cientos, miles de kilómetros y mucho olvido con el que está a unos metros. Algo no cuadra, algo no se debe estar haciendo bien cuando con tanta presumible comunicación hay tanta gente que cada vez siente más la soledad. 

Sigo escuchando melodías que invitan a la melancolía en este día de otoño, puede que ellas me hayan inducido a escribir así. De vez en cuando viene bien salir de la vorágine y de la monotonía de los días, aún a riesgo de que puedan llamarle a uno loco.  Puede que un poco de locura no venga tan mal para afrontar muchas veces la vida. Porque, puede ser importante lo que piensen "algunos", pero no importa  lo que piensen los demás.



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