Hace unos días en el Diario ABC venía la siguiente esquela: "Matías García de la Macorra falleció en Torremolinos a los 81 años. Sus hijos, nietos, hermana y demás familia, comunican que la ha palmado". No deja de ser una forma de intentar desdramatizar la muerte, aunque, seguro, que no por ello dejó de ser, también en este caso, terrible y dolorosa. Lo cierto es que aquí no queda nadie y que por mucho que la sociedad intente cada vez más intentar obviar lo evidente, ahí está. Es muy comprensible que ante algo que no se puede evitar por lo menos se intente "torear".
El final ya sabemos que llegará inevitablente y es bueno estar preparado para ello, pero sobre todo hay que vivir el presente. Alguien dijo que una persona no envejece cuando se arruga su piel, sino cuando se arrugan sus sueños y esperanzas. Es difícil en determinadas ocasiones seguir teniendo ilusiones y anhelos pero hay que prepararse, luchar porque eso así sea.
Ayer por la tarde estuve viendo a Noemi. Es una señora de mi pueblo de ochenta y tantos años que se encuentra en una residencia de ancianos. Una mujer con la que la vida no ha sido nada generosa porque ya desde niña tuvo sus ataques epilépticos y sus cosas. Ahora está prácticamente impedida y a la familia no le ha quedado otro remedio que ingresarla en este centro. Todo en la residencia me pareció que estaba bien, las auxiliares muy atentas y majas, los ancianos limpios y cuidados... Todo menos las personas ingresadas. Demasiadas miradas perdidas, demasiada languidez, demasiada tristeza, demasiada muerte prematura, diría yo, aunque también hubiera excepciones.
La vida es una obra de teatro pero no tiene ensayos. Es difícil, sino se está preparado desde atrás, decir a la mayoría de esas personas de las residencias que siempre hay que buscar motivos para seguir viviendo, es imposible que sientan ganas de seguir luchando sino hay quien les empuje y les anime a seguir adelante. Donde mejor estarían sin lugar a dudas es en su casa, aunque también es cierto, como en el caso de Noemi, que muchas veces eso no es posible, pero otras muchas sí.
Esperar una visita, una noticia, un triunfo en cualquier faceta de la vida de un ser querido, puede ser un motivo importante para estas personas, para seguir viviendo aún con sus carencias y dificultades. Siempre, como en tantos casos, el mejor motor para que sigan adelante es el amor, hay que sembrar amor e ilusión, por eso la complicidad con el cariño de sus seres queridos, debe acompañarlas siempre.
¡Hay el humor! También en estos casos. Más de una vez me he acordado aquí de él. Importante siempre en la vida, y puede que más necesario cuando más arrecian los problemas. Dificultades de carencias, enfermedades, dolores, de vejez, de que algún día, como el de la esquela... la palmaremos.
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