Clásica tarde de otoño: lluviosa,
triste, gris. El corazón se encoje
y la moral tiende a tirarse por los suelos. Por si fuera poco acabo de leer que ha muerto
esta mañana Manolo Escobar. No hace muchos días le vi en una televisión
diciendo que suspendía sus actuaciones para recuperarse y volver con fuerza,
pero esta vez no ha vuelto.
Manolo fue sobre todo un gran
hombre, un gran ejemplo de saber vivir, de saber estar, de saber triunfar. Le
vi cuando llenaba teatros y plazas donde no cabía uno más y cuando había
poco público, como en las fiestas del
barrio de Pinilla de hace unos años donde apenas llegaríamos a cien personas.
Siempre era igual: trabajador, alegre, entregado. Su mayor triunfo y popularidad le vino en los
años sesenta donde fue el número uno indiscutible junto con sus hermanos a las guitarras. Sus canciones sonaban en las radios sin parar, las dedicatorias
de sus discos eran interminables. En los 70 continuaba con su música y trabajo con la misma fuerza y pasión, pero no aparecía en las listas de ventas
y muchas radios le marginaron diciendo que su canción era rancia y anticuada. En esta época
se metió a empresario de pantalones vaqueros y salió perdiendo y muy chamuscado. Pero siguió dando conciertos, haciendo nuevas canciones, y después en los
80, los 90, con pequeños descansos para coger fuerzas y curar sus dolencias,
prácticamente hasta ayer al pie del cañón.
Su lista de canciones es
interminable. Canciones como el Porompompero, el Carro, Viva España, Madrecita
María del Carmen, la Minifalda… han sido
las más cantadas y tarareadas, en reuniones y fiestas, saraos y verbenas.
Siempre se intuía en Manolo un hombre afable, humilde y tenaz dedicado de
lleno a los demás. En las últimas entrevistas en la televisión, a pesar de los
achaques, la enfermedad, los años; todavía tenía fuerzas para esparcir ilusión
y alegría. Hoy se ha ido sin apenas meter ruido, sin grandes alharacas, como
seguro el querría.
Al leer la noticia hace unos minutos he querido dedicarle estas líneas en este humilde blog, para darle
las gracias. Gracias Manolo, por tus magníficas canciones, pero sobre todo gracias por tu ejemplo, por
tu vida. Descansa en paz.
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