La Navidad está a la vuelta, todo
el mundo se felicita, habla, y siente inmerso en ella, ya empieza a hacerse notar la presencia del
espíritu navideño. El niño pensó que
mejor incluso que su profesora, su padre resolvería su duda.
—Papá ¿Qué es el espíritu
navideño?
—¿Por qué me preguntas eso,
hijo?
—En el cole la profe nos ha dicho
que hay que vivir con el espíritu
navideño.
—Veras, el espíritu navideños es…
bueno como su nombre indica no se ve, es un espíritu. Es algo así como unos
polvos mágicos que durante las fiestas de Navidad una legión de ángeles van repartiendo todos los días de madrugada
por el aire y que al respirarlo nosotros nos hace ser mejores.
—¿Es verdad que cada mañana los ángeles madrugan para repartir
esos polvos mágicos?
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Belenes, árboles, magia... |
—Bueno, los ángeles, los villancicos, los belenes, los árboles de
Navidad; es todo un conjunto de cosas que se unen en estas fechas y que nos hace verlo todo mejor. Los mayores, a veces, pensamos que hay
mucho de comercio en todo esto, pero es
como si nos volviéramos un poquito niños, porque también llevamos mucho de ese niño que fuimos un día.
Y a todos el corazón se nos alegra al oír los villancicos, los sentimientos se
ponen a flor de piel al ver un Belén con el niño Jesús, María, José, los
árboles adornados e iluminados también iluminan por dentro nuestro ser; todo nos va envolviendo como en una cálida capa
de amor esperanza e ilusión, ardemos en deseos de querer a todos, de felicitar
a todos, hasta los que ni siquiera conocemos.
—Ya papá, pero entonces por qué en navidad hay enfermos, mendigos, gente
sin casa, guerras…
El padre que hasta ahora iba
imaginando su relato ilusionado se sintió atrapado y no sabía que
contestar, bajo la cabeza para que el
niño no adivinara su dolor y…
—Bueno hijo yo tampoco entiendo
eso muy bien, pero lo que si pienso es
que aprovechando el espíritu navideño podremos ayudar más al pobre, querer y estar
más al lado de los que están mal, dar posada y cama al que no tiene donde descansar,
también deberían dialogar y amarse más
los que están en guerra para no enfrentarse nunca.
—Papá que me estás liando con todo esto que me dices.
—Mira, hijo mío, no te hagas
ningún lío, resumiendo: el espíritu navideño tiene mucho de alegría,
esperanza, ilusión; pero sobre todo, magia, mucha magia y tú ya sabes
la magia, no se puede explicar.